¿Qué es el hammam?

En la cultura árabe del Al-Ándalus se le dio una especial importancia al cuidado del cuerpo. La costumbre andalusí de acudir con frecuencia al hammam, baño público de agua y vapor, representaba el cuidado del cuerpo tanto para el hombre como para la mujer.

Los hammams fueron muy numerosos en el Al-Ándalus. Sólo en la Córdoba del siglo X hubo entre 300 y 600 hammams, situados en la zona central de la ciudad cerca de las mezquitas para los habitantes de la ciudad y cerca de la muralla de la ciudad para los que estaban de paso. Los hammams fueron un lugar de reunión pública pero el papel esencial del hammam era el de limpieza y purificación del cuerpo sobre todo antes de acudir a la oración.

Las mujeres andalusíes dedicaban su estancia en el hammam a cuidar y embellecer su cuerpo. Se limpiaban con jabones aromáticos, se masajeaban el cuerpo con aceites de almendras, de rosas, de manzanilla o de jazmín. Aplicaban una mascarilla para cuidar el cutis y la epidermis.

Sus perfumes cambiaban según la estación del año. Estaban hechos a base de plantas y flores aromáticas. Las mujeres se perfumaban con agua de rosas, con perfume de azafrán, almizcle, ámbar natural, ámbar negro y otras sustancias aromáticas.

En la época andalusí, los perfumes tuvieron una presencia importante. Los andalusíes creían que los perfumes tonificaban la mente y los órganos sensoriales, además de ejercer un efecto saludable en el mantenimiento de la salud corporal.